- Aziza madre de Dalila despide el féretro
- El viudo porta el ataúd
- Dalila con un trofeo de atletismo
La muerte de Dalila no fue asumida como error ni por las autoridades sanitarias de la comunidad de Madrid, ni por la ministra Trinidad Jiménez. Se ha asegurado que la mujer recibió la asistencia precisa y murió por un asma que su familia niega, apoyando sus palabras en su historial de atleta, incluso laureada.
Pero ahora, mientras el viudo la enterraba en Marruecos, va una enfermera inexperta e inyecta por error leche en vena al niño causándole una embolia.
¿De nuevo no va a pasar nada? ¿Las autoridades van a limitarse a disculparse? ¿Les parece bastante? ¿Nos lo parece a nosotros, ciudadanos que pagamos impuestos para, entre otras cosas, que estos atropellos no pasen?
Claro que la ministra (del PSOE) y el consejero Güemes (del PP) lamentan lo ocurrido. Sólo faltaría. Pero si queremos que la gente confíe en el sistema, en la representación política, los cargos tienen que asumir responsabilidades.
Doy por supuesto que habrá una investigación, tal vez hasta judicial y se penará al/los responsables (¿Toda la culpa va a ser de la enfermera? ¿No había un supervisor? ¿Y que lo hubiera de quién depende? ¿De una comunidad de Madrid que, se denuncia, abandona la sanidad pública en beneficio de la privada?).
Pero eso no basta. Las responsabilidades políticas que los partidos se exigen, antes de que se pronuncien los jueces, en los casos de financiación irregular, como el Gürtel, en éste no puede soslayarse.
Que dimitan, que dimita alguien. Y si no lo hacen motu proprio, que los ciudadanos forcemos que lo hagan. Salgamos a la calle a decir, a las víctimas, a la familia –como ocurre en otras tragedias- que estamos con ellos, con su doble dolor, por la pérdida de dos vidas y por la irresponsabilidad política. Que no queremos que nuestro país trate así a nadie. Que nos avergüenza pensar siquiera que todo les ha ocurrido porque aquí clasificamos a las personas en “gente de segunda” y “de primera” y que ellos no han recibido atención “de primera” por ser marroquíes, inmigrantes.